Mucho se ha hablado del uso del Video Assistant Referee o VAR por sus siglas en inglés, en el fútbol moderno; creado como una herramienta para ayudar a los árbitros en la toma de decisiones de jugadas dudosas.
En el papel, el uso parece imitar lo que ya existe en otros deportes, y que haría el deporte más justo y la competencia más limpia, pero en la realidad no es así y lastimosamente nunca será. ¿Por qué? Porque es una herramienta usada por personas que responden a motivaciones personales o que solamente no perciben en el momento lo que millones vemos a través de la pantalla de nuestro televisor.
El primer partido en el que se usó está herramienta fue en el mundial de clubes de 2016, y es por todos conocido lo que paso, el arbitro tardó más de dos minutos en aceptar el llamado del VAR o los que están en la cabina tardaron este tiempo en avisar al juez central una posibilidad manifiesta de falta en el área.
Y así empezamos mal. Durante estos ya casi 4 años de uso de la herramienta, hemos visto la justicia impartirse en muchos casos de forma incorrecta o tardía, también hemos visto goles invalidados que debían serlo y campeonatos que no merecían al campeón alzar la copa.
Adicional a esto, en cada país parece que tuviese sus reglamentaciones propias y los tiempos varían demasiado en la toma de decisión, esto hace que esta ayuda sea criticada por muchos y que nada parezca cambiar.
Es un proceso, eso lo tenemos claro, y este proceso a tenido consecuencias poco favorables para el espectáculo y el buen fútbol, hay que darle tiempo al tiempo y acostumbrarnos a esta nueva realidad, una realidad apoyada por la tecnología.
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